Comentarios de Cuidados Paliativos y de Apoyo
Viñeta: Cómo podría ser
Un supuesto práctico
El señor Yeo era un anciano viudo que padecía una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, una cardiopatía isquémica, un fallo cardiaco congestivo y un cáncer de próstata avanzado. A pesar de que el cáncer se había extendido a los huesos y que sufría episodios recurrentes de infección del tracto urinario, eran mayores las exacerbaciones infecciosas derivadas de su enfermedad pulmonar crónica así como los fallos cardiacos recurrentes.
Conforme su salud se fue debilitando, el médico encargado del programa de gestión de su enfermedad transfirió su cuidado a un compañero mejor formado en cuidados paliativos y polipatología. El señor Yeo, que había sido informado acerca de su enfermedad y sobre las medidas que debía tomar en cada momento, supo cómo actuar una tarde que no se encontraba bien. Pulsó un botón especial en la pantalla del ordenador que tenía en casa. En seguida apareció la imagen de Kala, la enfermera que estaba asignada a su cuidado.
– Buenas tardes, Kala, siento molestarte –dijo el señor Yeo ante el micrófono–, pero, no me siento muy bien. Desde ayer tengo una tos que no cesa y me cuesta trabajo estar tumbado.
Kala hablaba con él al mismo tiempo que prestaba especial atención a la información que le proporcionaban los sensores fijados a la unidad de teleasistencia de su cama. Le preguntó al señor Yeo si necesitaba que le ayudaran a utilizar el tensiómetro, el oxímetro de pulso, el termómetro o el estetoscopio. En seguida se dio cuenta de que el señor Yeo presentaba un nuevo episodio de exacerbación de la enfermedad que padecía, una enfermedad obstructiva crónica de las vías respiratorias. Rápidamente consultó la pantalla de enfermeras de guardia y vio que la enfermera especialista Sharon estaba de guardia en ese momento.
–Sharon, por favor, pásate por allí y examina al señor Yeo, el hombre que vive en la calle Red Bridge Road.
Sharon, provista de un microordenador con conexión inalámbrica a internet, pudo acceder rápidamente al expediente médico del señor Yeo, examinó la información que aparecía en los monitores y en la unidad de teleasistencia y realizó un electrocardiograma. En 30 minutos llegó al piso del paciente y enseguida procedió a examinarlo. Comprobó su medicación e inmediatamente avisó al doctor Summers, el médico asignado a su domicilio para la atención médica en cuidados paliativos. Se solicitó un tratamiento de esteroides y antibióticos por medio del ordenador y la farmacia más cercana lo envió por mensajería en menos de una hora.
Durante los días siguientes, el doctor Summers se fue turnando con Sharon para atender al señor Yeo. Mientras tanto, la fácil y rápida interacción con el equipo de teleasistencia que se encontraba al lado de su cama le aseguraba al señor Yeo una atención constante. No obstante y a diferencia de episodios anteriores en los que sus condiciones de salud mejoraron lo bastante hasta recuperarse del todo, era obvio que esta vez sería diferente. La tos se hizo más persistente y le resultaba difícil respirar incluso estando sentado. Aunque era la enfermera la que solía tomar las decisiones sobre su cuidado, fue el doctor Summers quien habló en esta ocasión con el señor Yeo para asegurarse de que lo estaba entendiendo todo y para conocer su opinión sobre su estado de salud y las medidas que se iban a adoptar al respecto. Se tomó una decisión compatible con el plan de cuidado anticipado que se había elaborado anteriormente, que consistía en retirar los antibióticos centrándose principalmente en las medidas de confort. El doctor Summers, Sharon, y Jenny (la consejera) decidieron citar a las hijas del señor Yeo.
Sí, eso era lo que él ya había previsto: en caso de que se encontrara atravesando una crisis aguda reversible, le gustaría que se hiciera todo lo posible para ayudarle a recuperarse; pero, si, por el contrario, se trataba de un caso de exacerbación severa de su enfermedad pulmonar de larga duración, prefería estar cómodo y permanecer en su casa.
La terapia que se siguió en su propio domicilio a base de oxígeno e infusión parenteral de morfina hizo posible paliarle la disnea y que siguiera permaneciendo cómodo en su hogar. La monitorización por vídeo del equipo del programa de teleasistencia le proporcionaba a la familia una sensación de seguridad. Aproximadamente una semana después de aquella llamada murió en paz rodeado por su familia. Jenny llamó a su hija un mes después de su muerte e informó de que la familia del señor Yeo había vuelto a la rutina de siempre y de que su hija se encontraba especialmente satisfecha por el hecho de que su padre hubiera podido permanecer en su casa para morir en paz.