Comentarios de El lenguaje de la polipatología
¿Qué sabemos?
La terminología que se ha utilizado tradicionalmente en relación con pacientes que sufren enfermedades crónicas suele ser un reflejo de los compartimentos estancos en que se estructura el sistema sanitario, que se centra en las necesidades de enfermedades u órganos individuales.
El escaso trabajo que se ha realizado en relación con las enfermedades crónicas múltiples se ha centrado principalmente en la comorbilidad, entendida, sobre todo, en términos de una enfermedad primaria y los trastornos asociados con ella (véase más abajo). También se usan con frecuencia otros términos, más relacionados con los servicios sanitarios o con el estado general de salud, como “viajeros habituales”s (del inglés, frequent Flyers, que se refiere a pacientes que visitan centros de atencion frecuentemente), hiperfrecuentadores, polimedicados, fragilidad y discapacidad. Sin embargo, hay una falta de estandarización en cuanto a la terminología empleada, tanto por médicos como por investigadores, en este campo. Falta un tesauro de enfermedades polipatológicas, una taxonomía no ambigua con definiciones de los términos válidas, fáciles de entender y ampliamente aceptadas, y un marco claro diseñado para fomentar el estudio de las relaciones existentes entre ellos.
La lista de encabezamientos de materias de medicina (MeSH, en siglas en inglés) de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos es la que ofrece la cobertura más amplia de conceptos relacionados con la salud; sin embargo, carece de muchos términos relacionados con los aspectos a los que se enfrentan los pacientes que viven con múltiples enfermedades crónicas. La Clasificación Internacional de Enfermedades (conocida como ICD, International Classification of Diseases) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) goza de amplia aceptación en muchos sistemas sanitarios de todo el mundo, pero es poco más que una lista ordenada unidimensional de términos que describen conceptos médicos, con poca relevancia en cuanto a los pacientes con enfermedades crónicas complejas. Incluso SNOMED CT (siglas en inglés para Nomenclatura Sistematizada de Términos en Medicina Clínica), el vocabulario clínico más exhaustivo disponible en cualquier idioma, carece de términos específicos que permitan hacer una descripción clara y reproducible de los trastornos, las intervenciones y los resultados obtenidos en cualquier caso en el que coexistan dos o más enfermedades crónicas (1). El único intento significativo que se ha hecho para clasificar las intervenciones de gestión de la enfermedad a través de una taxonomía exhaustiva se propuso en 2006, en relación con las enfermedades cardiovasculares (véase el apartado “La importancia de una taxonomía común para intervenciones relacionadas con las enfermedades crónicas”) (2).
A continuación exponemos una breve descripción de los términos de uso más habitual:
Comentarios existentes
Es verdad que la unificación de terminología es buena tanto para realziar una buena atención integral a nuestros pacientes como para realizar un benchmarking.
El problema de la estandarización es que esta se realzia desde el ambito academico y de la gestión (gestión no clínica) y su aplicación es muy dificil y engorrosa para los profesioanles que ven al paciente.
La utilización de test, escalas,, cuestionarios, referentes por ejemplo a la funcionalidad del paciente estan asentados en nuestro entorno y a través de los cuales para trasladamos información sobre pacientes a otros compañeros facilitanto la continuidad asistencial, por ejemplo en los informes de continuidad de cuidados podemos establecer las prioridades dependiendo del indice de Barthel.
Un ejemplo de esta indefinición como se comenta es la lista de encabezamientos de materias de medicina (MeSH, en siglas en inglés) de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos donde si buscas pacientes con enfermedades crónicas no te incluirá el cáncer o la diabetes como enfermedades crónicas con toda la repercusión que esxto tiene al hacer búsquedas bibliográficas.
No sólo la práctica mejora si las profesiones sanitarias hablan de lo mismo referido a la misma complejidad patológica, sino el conocimiento de tales polipatologías. Es indudable que un problema mejore sin una investigación eficaz, y la investigación necesita de un lenguaje ampliamente aceptado
Creo que es fundamental unificar la terminología y los criterios diagnósticos para este tipo de pacientes. El hecho de padecer varias enfermedades crónicas no nos debería de llevar a la disgregación sino todo lo contrario. Para ello tendríamos que utilizar el mismo lenguaje internacional, al igual que se hace con el resto de patologías cuando se refieren a un sistema o aparato.
Al final el paciente que tenemos delante y con el que tenemos que tratar para mejorar su calidad de vida, su funcionalidad, intentar prevenir complicaciones, tratarlas cuando aparezcan, debería de llevarnos a unificar criterios, índices, escalas, guías, protocolos etc, que se ajusten a la realidad de manera global y no parcelada.
La ambiguedad de la taxonomía es un elemneto más que establece el déficit d eun lenguaje común. Otro elemento más a tener en cuenta