Estoy de acuerdo en que las competencias para las cuales nos preparan hoy en día, no tienen la transferencia a la practica clínica diaria. Por ejemplo, en mi caso, soy Graduado en Enfermería y Especialista en Enfermería Geriatrica y Gerontológica, pero trabajo como Dispositivo de Apoyo en un Punto de Atención de Urgencias de Atención Primaria (que es donde tengo mi plaza). Si hubiera un puesto de atención primaria para  personas mayores, relacionado con la Atención Domiciliaria, por ejemplo, todo el potencial que en mi caso, se podría estar desarrollando, sería una realidad, pero como ello no ha entrado aún en la cabeza pensante de ninguno de los que gestionan nuestro sistema, así nos va.

Es decir la formación que tienen muchos profesionales de la sanidad hoy en día, es en potencia, mucho mayor que lo que está aportando al sistema, el cual está devaluado en éste sentido y acantonado en una "Cultura Organizacional" áspera y obsoleta, porque no se identifican las necesidades reales de la población que más demanda de cuidados precisa y porque no se conoce la valía de las personas que en él están inmersas.

Esperemos que Mª del Mar tenga razón. La crisis no debiera ahuyentarnos de este camino, sino darnos alas. Coincido con  Federico en que implicar a los pacientes en los circuitos asistenciales es importante. Esto se puede realizar con acciones concretas como la de informar de los circuitos de acceso a los pacientes.  .

• Desarrollo competencial
• Equipos multidisciplinares
• Coordinación interniveles.
• Redes sociales
• Implicación política e institucional
• Formación de los profesionales actuales y futuros.

Es mucho el camino que debemos andar pero ya lo hemos iniciado y no hay vuelta atrás.

La coordinación interniveles es factible siempre y cuando deje de depender de personas y desde los diferentes niveles asistenciales se piense en el paciente como eje del sistema, sabiendo que por el bien del paciente se deben realizar concesiones. Sería importante que la toma de decisiones del paciente fuera uno de los ejes de esta nueva interrelación evitando una atención paternalista ante el paciente.

Este cambio se debe producir desde la formación universitaria a la desarrollada en cada una de las especialidades, y no sólo para el personal sanitario. Este cambio es lento pero conllevará una mayor implicación de los profesionales ante los pacientes con enfermedades crónicas.

La implicación de la sociedad, por medio de asociaciones, o con la implicación en la comunidad es fundamental para el desarrollo, aunque si este no se reconoce ni se programa dentro de las carteras de servicio con la redifinición de los roles a seguir por cada estamento no será posible su aplicación. Es tarea de los gestores macro y meso su desarrollo y creencia firme en ellos para su aplicación en la microgestión de cada día del paciente.

La definición de roles profesionales evoluciona a ritmo de tortuga. La docencia está dominada por un espíritu demasiado conservados. Creo que hay demasiados interese en generar "experteces" artifiales en base al dominio de  cualquier nueva técnica  o habilidad, pero la incorporación de nuevas competencias a los currículo evoluciona torpemente.

Como refiere la viñeta, un especialista de referencia en el hospital sería un punto importante, en este caso hace referencia a Medicina Interna. Quizá no sería mala idea, dentro del mapa de competencias de las distintas especialidades, especificar una buena práctica o algunas evidencias en relación a pacientes polipatológicos que ingresan por un proceso agudo o reagudización de alguno de los crónicos, y el contacto con el gestor de casos o con el coordinador hospitalario a tal nivel.

Me sumo a la idea del cambio docente en las facultades, que ya bastante trabajo nos está costando adaptar mentalidades al modelo de gestión clínica, por procesos y de calidad.

Dentro de las estrategias a seguir sería importante el cambio curricular en las facultades españolas, si seguimos formando profesionales sociosanitarios a la antigua usanza no parece posible que luego cambien rapidamente las cosas. 

La creación de esos nuevo roles así como la redefinicón de los existentes es un tema urgente. La eficacia de sus resultados y el impacto en salud deberán de ser evaluados de forma rigurosa pues de ello depende el existo de estos modelos.